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Capítulo 196 Perder a quien moriría por mí

Pero no, no había nada.

El rostro de Sebastián permaneció inesperadamente tranquilo cuando pronunció una sola palabra:

—Oh.

Isabella sintió un escalofrío en el corazón.

—¿No te sorprende?

—Es una gran coincidencia —dijo Sebastián—. Resulta que lo sé todo.

Ahora era el turno de Isabella de estar asom...