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Capítulo 444 La larga noche, no tiene prisa

Entre sus labios y dientes, el sabor del pescado perduraba.

—Me refiero a esto— Sylvester miró a Lela con una sonrisa cariñosa, sus ojos cargados de un toque de deseo.

La cara de Lela se puso roja al instante. Inconscientemente chasqueó los labios, pensando en el pescado de antes, y tartamudeó —Yo...