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Capítulo 172

Teresa miró de reojo el rostro endiabladamente apuesto tan cerca del suyo y lo empujó juguetonamente. —No te halagues. Me voy porque lo prometí.

—¿Y yo qué? —Gabriel hizo un puchero juguetón.

Con una ceja arqueada, Teresa replicó: —Haz lo que quieras. No te voy a detener.

—¿De verdad? ¿Lo que qui...