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Capítulo 372 No puedo ofenderlo

Marshal levantó la cabeza, con los ojos inyectados en sangre y todo.

Carlos simplemente lo miró, totalmente imperturbable. —Más te vale no estirar la pata, amigo. Si lo haces, tiraré tus cenizas en medio de la nada.

Marshal empezó a temblar como una hoja. —¡Eres un salvaje!

Carlos sonrió con mali...