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CAPÍTULO 424

De vuelta en la habitación de invitados...

Arianna se mantuvo firme, con los dedos rozando el broche en su cuello —pequeño, casi invisible, pero se aferraba a la esperanza de que funcionara.

Que alguien, cualquiera —Xander— estuviera mirando. Que él la viera. La escuchara. Que esto no fuera en van...