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Capítulo noventa

—Sí, compré seis asientos para el coche, ¿y qué tiene de malo eso? —me preguntó Damien con curiosidad mientras terminaba de vestir a Azeneth, luego tomó a Ciaran de los brazos de Sinclair y lo dejó sostenerla para poder ponerle a Ciaran su mameluco azul.

—¿No crees que seis son demasiados? ¿Por qué...