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Capítulo cuarenta y tres

Cuando me desperté por la mañana, el sol brillaba intensamente y el viento soplaba suavemente a través de mi balcón abierto. Sentí que mi corazón se aceleraba al levantar la mano y ver el anillo en mi dedo. Me sentía eufórica al recordar que pronto llevaría el apellido de Damien. Después de levantar...