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Capítulo treinta y uno

Durante las siguientes dos semanas, los días comenzaron a sentirse como una rutina. Cada día transcurría de la misma manera. Me despertaba y Damien me recibía en la cocina con el desayuno preparado. Después de comer, me daba un beso de despedida y se iba a trabajar.

Después de que Damien se iba, ba...