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Capítulo veintidós

—¿Sí? ¿Has oído hablar de ella? —preguntó Jason, mirando curiosamente entre Damien y yo.

—No necesitas preocuparte más por ella, chico. Está muerta —respondió Damien antes de caminar hacia la puerta de la oficina y abrirla—. Te permitiré vivir solo si te adhieres a nuestras leyes. ¿Las conoces?

—S...