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La advertencia

Al día siguiente...

El sol de la mañana penetraba por las ventanas y proyectaba sombras sobre la única persona en la habitación: Ava.

Se la podía ver sentada en su cabina, con el teléfono pegado a la oreja mientras sonreía de oreja a oreja.

Aparentemente, estaba hablando con su hombre, ya que le hab...