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SU HOMBRE ESTÁ AQUÍ

El diminuto rayo que penetraba a través de las líneas de las cortinas dibujadas se cernía sobre el rostro dormido de Ava y parecía despertarla. Se movió poco a poco mientras forzaba lentamente sus ojos a abrirse.

Estirándose y bostezando suavemente, Ava se incorporó lentamente hasta quedar sentada ...