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UN JEFE DE LA MAFIA

A la mañana siguiente, Ava se levantó tarde. Caminó perezosamente hacia el baño para ducharse rápidamente e ir a clase. Se detuvo frente al espejo del baño y se miró. Dios, parecía un desastre. Se frotó las palmas en la cara y se lavó la piel más tiempo de lo habitual. No podía evitar sentirse rara ...