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PEQUEÑO DEMONIO

Ava Taylor y sus amigos se podían ver hablando alegremente y riendo en su lugar favorito de la cafetería.

—No siento pena por ella ni un poco, se lo merece. Se ganó cada parte de ello —dijo Freya con desdén, su rostro distorsionándose con una mueca.

Ava negó con la cabeza—. Yo sí siento pena por e...