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Eres hermosa

—Realmente te perdiste mucho, Ava. ¿Por qué desapareciste así? —gruñó Freya por enésima vez. Parecía que no creía lo que Ava le había contado. Mientras tanto, Ava sonrió brevemente mientras se apartaba unos mechones de cabello detrás de la oreja.

—Créeme, Freya, me vinieron los calambres de repente...