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Lo siento

La gruesa puerta de roble del Capitán Volkov se cerró con un suave golpe, dejándome en el parpadeante y sombrío resplandor del fuego. Mi ira aún hervía justo debajo de la superficie, pero a medida que el silencio se profundizaba, la incertidumbre comenzó a colarse en los rincones de mis pensamientos...