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—Necesitas comer.

La expresión en su rostro, esa pequeña sonrisa que nunca había visto en su cara, era aterradora. Alexia se deslizó de nuevo bajo su cobija, sacudiendo la cabeza.

—No quiero comer. —No podía creer que, con tanto dolor, estuviera a punto de saltar de la cama para recibir su comida,...