Read with BonusRead with Bonus

30

Alexia, quien había estado de pie en la puerta de la Luna, sin que nadie lo supiera, incluido el Alfa, se asustó hasta el límite cuando la puerta se abrió de repente en su cara.

Quería correr hasta que vio que no era el Alfa como esperaba. Era la dama traída por la Luna Celeste.

—¿Qué... qué haces...