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El dolor es demasiado para soportarlo

Amelia Forbes

Parecía que mi mala suerte estaba en racha hoy porque, tan pronto como salí de la puerta del aula—limpiando las lágrimas restantes de mi cara y aún masajeando mi cuello—Kimberly y tres de sus secuaces me interceptaron.

Me arrinconaron y me llevaron a la fuerza al baño de chicas.

Al ...