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Capítulo cincuenta y seis

—¡¿Qué?! —Mi mandíbula se cayó de horror—. ¡Apenas conocí a esa mujer ayer!

Ella frunció el ceño de nuevo.

—No sé mucho —se encogió de hombros, como si la muerte de la mujer no le afectara mucho—. Los guardias nos dijeron que se había alejado mucho del territorio y los hombres lobo la mataron.

¡E...