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Capítulo veintidós

Me alejé, lo suficiente como para no sentir más las emociones desesperadas de la pareja. Pero entonces me di cuenta de que estaba completamente sola, con un par de ojos aún mirándome.

—¡De una vez por todas, déjalo, Adrian! ¿Qué quieres ahora? ¿Mi vida? —gruñí, molesta porque era la primera vez que...