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S

Rose bajó dos dedos hasta su entrepierna y abrió sus labios vaginales, exponiendo el tierno interior rosado. Mientras observábamos, otra gota salió de su vaina y se deslizó hacia su ano. Estaba en llamas.

—Métete un dedo y muéstranos lo mojada que estás —dije—. No te corras. Decirle que no se corri...