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ADVERTENCIA: El siguiente capÃtulo contiene agresión sexual y descripción de abuso. Puedes saltarte este capÃtulo si lo necesitas.
HabÃa pasado dos semanas en el agujero de aislamiento y, aunque estaba preparada para la tortura que me infligieron, no estaba preparada para el invitado sorpresa que apareció y sus acciones. Nunca sabré si fueron planeadas o no, y no hace ninguna diferencia. Mi visitante habÃa entrado en una lista muy especÃfica mÃa, y esa no era una lista en la que nadie quisiera estar. Tampoco era una lista a la que quisiera añadir a alguien, solo habÃa una forma de salir de ella y era la muerte. Me estremecà un poco al recordar mi tiempo en el agujero de aislamiento.
Flashback
***Ethan y Levi me habÃan llevado al agujero de aislamiento sin que yo ofreciera resistencia, incluso cuando estiraron mis brazos por encima de mi cabeza y aseguraron mis muñecas en los grilletes que colgaban de una gruesa viga del techo. Me sorprendió descubrir que estaban usando grilletes de acero y no de plata, probablemente debido a las advertencias del Alfa sobre que debÃa estar presentable en público. La plata quemarÃa y tardarÃa mucho más en sanar, más tiempo del que tendrÃa entre el final de esta visita y el banquete. Nadie se atreverÃa a desafiar las órdenes del Alfa. Sentà un pinchazo en el músculo superior de mi brazo y noté cómo mi conexión con Aramyth se desvanecÃa. "Acónito," pensé para mà misma. Era venenoso para los hombres lobo, pero en pequeñas cantidades mantendrÃa a nuestros lobos suprimidos y era la única forma en que las heridas menores dejarÃan cicatrices.
***Respiré hondo, arrepintiéndome al instante. El agujero apestaba a heces, orina, sangre y muerte. Parte de ello era ciertamente más reciente que otra, claramente no era la única persona que habÃa visto este infierno. Parte de mà querÃa saber quién más habÃa sido arrastrado aquÃ; la otra parte de mà estaba contenta de ser ignorante, ya que podrÃa haber tensado mi control dependiendo de quién hubiera sido y por qué.
***Ethan y Levi venÃan a "visitarme". De 2 a 3 veces al dÃa me veÃa obligada a lidiar con al menos uno de ellos, si no con ambos. Usaban cuchillos y látigos empapados en acónito diluido, marcando mi piel pálida con lo que se convertirÃa en cicatrices permanentes. Al final de la primera semana, mi ropa estaba hecha jirones y mis músculos dolÃan. TenÃa heridas abiertas en lo que sentÃa como el 90% de mi espalda. HabÃan sido cuidadosos para asegurarse de que las heridas y cicatrices fueran fácilmente cubiertas por la ropa.
***En el dÃa 10, Ethan estaba solo conmigo, azotando repetidamente mi espalda con un látigo de púas. Disfrutaba enormemente de la sangre fresca que corrÃa por mi espalda. Me habÃa negado a hacer siquiera un gemido. No les darÃa esa satisfacción.
***—¡Vamos, perra inútil! ¡Suplicar por el final! ¡Ruega, llora, y tal vez tengamos piedad de ti! —se carcajeó Ethan, seguido de un gruñido cuando no obtuvo respuesta de mi parte. Escuché el chasquido del látigo y lo sentà clavarse en mi espalda por lo que probablemente era la vigésima vez.
***Me mordà el interior de la mejilla para no hacer ningún sonido. No habrÃa piedad. Lo sabÃa mejor. Ya se estaban obligando a ser más cuidadosos de lo que solÃan ser. Asà que no, no harÃa ningún sonido. No habrÃa satisfacción para ellos en ese aspecto. Ni antes, ni ahora, ni nunca.
***—Vete. A. La. Mierda. Ethan —gruñà entre dientes apretados, omitiendo deliberadamente su tÃtulo. Lo escuché dar un profundo gruñido y oà el látigo chasquear de nuevo, sintiéndolo envolver mis costillas. Una, dos, tres veces sucesivas. Lo estaba afectando, eso era evidente por su pérdida de control.
***—¿Qué me dijiste? ¡Pequeña zorra irrespetuosa! —rugió mientras me golpeaba de nuevo. Dos latigazos en rápida sucesión hicieron que cerrara los ojos con fuerza. PodÃa oÃrlo reÃr con alegrÃa mientras se abrÃan nuevas heridas en mis costillas.
***—LÃmpiate los oÃdos, Beta —dije con desdén, llamándolo por su tÃtulo—. Dije... Vete. A. La. Mierda. —Mi boca me iba a meter en problemas, otra vez. Eso no era nada nuevo. Como loba con sangre de Alfa, era muy difÃcil someterse y no decir lo que pensabas. Cuanto más lo provocaba, más control perdÃa, y las heridas se volvÃan un poco más superficiales.
***Fue entonces cuando olà a otro lobo en la habitación. No me tomó mucho tiempo identificar el olor cuando escuché sus pasos acercándose a Ethan y a mÃ.
***Su voz llenó la habitación con un gruñido bajo mientras hablaba—. Tengo una mejor idea. ¿Por qué no te follo yo en su lugar? —Su tono era frÃo, calculado y calmado. Demasiado calmado, me dio escalofrÃos y no de una buena manera.
***—A menos que tengas un deseo de muerte, mantente alejado de mÃ, Vincent —le gruñÃ. El pelo en la nuca se me erizó. Esto no era bueno, y no habÃa nada que pudiera hacer en este momento, no sin mi loba. HabÃa demasiado acónito en mi sistema para llegar a Aramyth.
***—Cierra la boca. Veo cómo te paseas por la mansión, mostrando esa piel pálida y lechosa. La forma en que siempre me encuentras con la mirada cuando estamos en la misma habitación. Sé lo que quieres, lo que buscas, y ahora vas a cambiar de tono cuando vengo a dártelo —se acercó a mà y escuché a Ethan apartarse de su camino.
***—Eres un perro asqueroso, Vincent. Siento lástima por quien sea tu compañera y rezo, por su bien, que nunca se encuentren.
***Sentà a Vincent detrás de mÃ, pasando sus dedos por el costado de mis costillas que estaban mayormente libres de marcas de látigo—. Espero no encontrarla nunca. Tengo toda la intención de hacerte mi perra en lugar de la perra del grupo. Sé lo que quieres. Solo estoy aquà para probar la mercancÃa antes de hacer un compromiso tan grande.
***—Oh... Oh, esto podrÃa ser bueno... Esto podrÃa finalmente romperla. El Alfa estarÃa muy contento si finalmente la rompemos —susurró Ethan a Vincent.
***—Estás delirando, Vincent. Lo único que he querido de ti es que me dejes en paz —mantuve mi voz firme y confiada. Estaba segura de que estaba a punto de agredirme. No era un secreto que habÃa estado tratando de meterse en mis pantalones durante mucho tiempo, aparentemente en su delirio las tornas se habÃan cambiado.
***—Voy a vigilar la puerta, Vincent. Darles algo de privacidad —la voz de Ethan empezaba a irritarme. Lo siguiente que vi fue su cara frente a la mÃa—. Tal vez pienses dos veces antes de meterte con mi hija y lo que es suyo la próxima vez. Después de todo, ella es tu futura Luna —se rió mientras se daba la vuelta y se dirigÃa de regreso por el camino para asegurarse de que no hubiera interrupciones—. Esto podrÃa ser suficiente para empujarla al lÃmite. El Alfa habÃa estado intentando durante años romperla —pensó Ethan mientras tomaba posición en la puerta principal.
***Vincent no reconoció a Ethan, pero esperó a que se fuera del área. Alcanzó las ataduras para ajustarlas de manera que yo quedara frente a él en lugar de la pared—. Ahora estamos solos, ahora serás mÃa —susurró apenas mientras pasaba su dedo por mi rostro.
***Le gruñà y levanté la rodilla, intentando golpearlo en la entrepierna con todas mis fuerzas. Desafortunadamente para mÃ, él sabÃa que intentarÃa algo y estaba preparado, atrapando mi rodilla con sus manos—. Tsk, tsk. ¿Es esa la forma de tratar a tu amante? —susurró de nuevo mientras inhalaba mi aroma—. Tan dulce, como menta y miel.
***—Vete al diablo. No soy ni seré nunca tu amante. No quiero nada contigo, Vincent. Eres el mismo tipo de semilla podrida, patética y sin alma que tu padre y tu "tÃo". Pagarás por esto, imbécil delirante —sisée, echando mi cabeza hacia atrás tanto como pude antes de lanzarla hacia adelante contra la suya. No iba a aceptar esto sin luchar. Mi cabeza conectó con su cara y escuché crujir huesos. Bien. Espero haber roto más que solo su nariz.
***—¡Maldita perra ingrata! ¿Asà es como tratas a las personas que son amables contigo? —Los dedos de su mano derecha se envolvieron alrededor de mi garganta mientras veÃa la sangre brotar de su nariz y captaba el olor metálico en el aire. Gruñó mientras usaba las garras de su mano izquierda para destrozar el resto de mi ropa.
***—Si piensas... que esto es ser amable... —jadeé, tomando otra bocanada de aire antes de continuar—. No solo eres delirante... Eres un psicópata.
***Vi su rostro torcerse cuando lo llamé psicópata—. Te mostraré lo que es ser un psicópata, pequeña zorra —soltó mi garganta y desabrochó sus pantalones, dejándolos caer junto con sus calzoncillos al suelo mientras yo jadeaba, tratando de llenar mis pulmones privados de oxÃgeno lo más rápido posible sin hiperventilar.
***Él era un pie más alto que yo, y con mis manos atadas y sin contacto con Aramyth no tenÃa esperanza de realmente luchar contra él. Sus manos agarraron mis hombros y me empujaron contra la pared. Hice una mueca, inhalando bruscamente. El dolor irradiaba por mi cuerpo desde las heridas frescas en mi espalda al raspar contra la pared de piedra rugosa. GruñÃ, pateándolo, tratando de alejarlo de mÃ, pero no podÃa conseguir un buen apoyo para ponerle fuerza real. Creo que es la primera vez en mi vida que desearÃa ser más alta.
***Sentà sus manos dejar mis hombros y deslizarse hacia abajo para palpar mis pechos, pasando sus pulgares sobre mis pezones. Su nariz ya debÃa estar empezando a sanar, lo escuché inhalar para captar mi aroma de nuevo. Sospechaba que estaba tratando de detectar el olor de mi excitación. Se llevarÃa una gran decepción ya que era inexistente, no hacÃa nada por mà más que hacerme querer vomitar. SonreÃ, sabiendo que no se habÃa colocado correctamente y tendrÃa que ser re-rotada más tarde para arreglarla.
***Sentà lágrimas picar en la parte trasera de mis ojos y los cerré con fuerza, negándome a dejarlas caer—. No lloraré. No me romperé. No ganarán —repetà en mi cabeza como un mantra.
***Sus labios recorrÃan mi cuello y mandÃbula ahora, como si fueran suyos para explorar cuando en realidad no lo eran. Mis piernas fueron forzadas a separarse por su rodilla y deslizó una de sus manos por mi cuerpo, agarrando mi entrepierna, jugueteando con los pliegues con la punta de sus dedos—. Vas a disfrutar esto, perra, igual que cada vez que has abierto las piernas para los otros machos del grupo —canturreó.
***Le gruñ×. Eres la última persona con la que disfrutarÃa algo, imbécil patético. No puedes encontrar una pareja dispuesta, asà que vas a violar a alguien que no está en posición de defenderse —le escupà en la cara. Eso pareció desatar algo en él, ya fuera por la acción o por mis palabras, no estoy segura, pero sé que vi algo romperse en él. Sus ojos parpadeaban entre su color marrón normal y el dorado oscuro de su lobo. Al menos su lobo parecÃa más querer matarme que violarme.
***—Bueno, iba a ser amable con esto, pero si asà es como quieres ser... —alineó su miembro con mi entrada y lo introdujo completamente en mà sin previo aviso. A pesar de los rumores del grupo y los coloridos apodos, en realidad era virgen. Me costó todo no gritarle en la cara, para no dejarle saber exactamente lo que me estaba robando.
***El dolor era intenso, pero no tan malo como esperaba. El hecho de que estuviera casi entumecida por una semana y media de tortura podrÃa tener algo que ver con eso. SabÃa que iba a sentir todo esto más tarde. Los lobos machos ya eran más grandes que un hombre humano promedio tanto en longitud como en grosor, y yo era diminuta en comparación. Entre ser virgen, mi estatura y la falta de preparación, casi rompió mi determinación.
***Dejé que mi cabeza cayera hacia un lado, mirando una pared mientras parpadeaba para contener las lágrimas—. ¡NO! —me grité a mà misma—. Eres más fuerte que esto. Vas a superar esto. Asà como has superado cada obstáculo que la vida te ha dado. Sobrevivirás a esto, y no lo olvidarás.
***Me dejé desconectar, dejé de luchar por miedo a lo que podrÃa ocurrir si no lo hacÃa. Me quedé allÃ, inmóvil, pero él no pareció notarlo. Dejé que mi mente vagara hacia recuerdos de mi vida antes de este grupo, aunque fueran breves. Pensé en los picnics con mi familia, entrenando con mi familia; mi padre diciéndome que podÃa hacer cualquier cosa, sobrevivir a cualquier cosa, con mi determinación. Mi madre siempre me animaba a ser amable y justa, pero a no olvidar y no dejar que otros me pisotearan. Ser la persona más grande y perdonar, pero nunca olvidar. Mi hermano dibujándome cuadros para mi habitación y siempre tratando de protegerme de todos y de todo. Siempre fue un niño dulce. Estos recuerdos me ayudarÃan a seguir adelante, serÃan mi luz en la oscuridad, mi razón para perseverar. Ellos habÃan desaparecido y yo habÃa sobrevivido. HabÃa una razón, y sobrevivirÃa a esto y seguirÃa adelante para descubrir por qué.
***Los gruñidos y gemidos de Vincent no eran más que ruido de fondo mientras mi mente vagaba. Sus embestidas comenzaban a volverse un poco desordenadas. Cuando finalmente alcanzó su clÃmax y se quedó quieto contra mà antes de retirarse. Volvió a palpar mis pechos, apretándolos con tanta fuerza que sabÃa que habrÃa moretones. Esto me devolvió al aquà y ahora mientras forzaba sus labios contra los mÃos y susurraba—. Gracias, cariño, hagámoslo de nuevo alguna vez —habÃa un brillo malvado en sus ojos mientras se ponÃa la ropa y se iba tan rápidamente como habÃa llegado.
FIN DE LA ADVERTENCIA