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Capítulo treinta y ocho

—Felicidades, pequeño compañero, ahora eres un miembro oficial de la manada —dijo Xiao.

—Gracias —susurré con una voz que estoy seguro no es la mía.

—De nada —respondió Xiao mientras tomaba mi mano y la llevaba a sus labios, dejando un beso prolongado en el dorso. En lugar de soltar mi mano despué...