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68. MI PEQUEÑA FLOR

La lluvia finalmente había cesado, dejando tras de sí una neblina gris que colgaba sobre el bosque como una pesada manta. Me senté bajo el refugio de los árboles, la tierra húmeda y fresca bajo mí, perdida en mis pensamientos mientras esperaba el regreso de Zion. Habíamos compartido una noche apasio...