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65. BOSQUE PELIGROSO

En la calma de la mañana siguiente, me despierto al lado de Zion, nuestros cuerpos aún entrelazados en un abrazo reconfortante. El sol se asoma tímidamente a través de las cortinas entreabiertas, proyectando una luz suave en la habitación. La sensación de seguridad y paz que su presencia me brinda e...