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28. INSACIABLE Y CONFUSO

Siento un escalofrío recorrer el camino que Alaric traza con sus dedos por mi espalda, llegando a mi nalga enrojecida por sus azotes. —Parece que sí —mis mejillas arden, apuesto a que están aún más rojas que antes.

Me dominó y poseyó de una manera que, extrañamente, me gustó. Me gustó más que las o...