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Capítulo 143

Reyana presionó su espalda contra la fría madera de roble de la puerta, tratando de calmar su acelerado corazón. —¿Estás loco? —susurró, las palabras apenas audibles incluso para ella misma. Un frío temor recorrió su columna vertebral—. ¿Qué pasa si alguien te ve aquí? ¡La cámara del Alfa está justo...