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Capítulo 129

Por más que lo intentara, Reyana no podía engañar a la naturaleza. Se había quedado dormida cuando Kellan salió de su habitación anoche.

Abrió los ojos perezosamente, ajustándose al suave resplandor del sol de la mañana que se filtraba en su cuarto.

Se dio cuenta de que todavía estaba en su cama y...