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Salidas perfectas

Keith se quedó donde estaba unos minutos más, pero yo no. Tomé un sorbo más de mi café, luego lo dejé antes de alejarme de la mesa.

—Para ser una mujer tan segura de que no quiere la atención de un hombre, te vistes como una zorra —gruñó Keith.

Me tensé ante su insulto y me volví hacia él.

—Eres ...