Read with BonusRead with Bonus

Decisiones

A la mañana siguiente, miré por la ventana de mi habitación, sin estar lista para dejar la seguridad de mi propia cama. Afortunadamente, Leroy, el pingüino de peluche, no me juzgaba demasiado severamente mientras yacía mirándome desde la almohada al lado de mi cabeza.

Sabía que no podía quedarme en...