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Recompensas navideñas

El Sr. Jones sonrió. —Hola, Becca. Quería sorprenderte.

—Bueno, lo lograste —admití, sonrojándome.

—Bien —respondió, tocando suavemente mi barbilla—. No tienes que seguir llamándome Sr. Jones, ¿sabes?

Lo miré, sorprendida. —¿Qué quieres decir?

—Sigues llamándome Sr. Jones, y aunque adoro tu nece...