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¡Sé una buena chica!

Mei:

—¡Oh, Diosa mía!

Retrocedí lentamente, negando con la cabeza y bajando la mirada al suelo. El chico con el que luché era Max. No, no, no. Me quedé congelada en mi lugar al mirar a los ojos de Max. Las emociones giraban como grandes remolinos mientras recordaba a ese chico.

—¿Mei? —pregun...