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Capítulo 90

Miré a Alexis con asombro. Su piel de alabastro ahora era rosada como la de un recién nacido. La piel de sus manos estaba moteada y retorcida de una manera que mis propias manos habían estado. Sus párpados estaban tan cicatrizados que solo podía ver sus hermosos ojos a través de rendijas.

Se puso d...