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Capítulo 40

Toqué su barbilla con mi dedo.

Sus ojos se abrieron de golpe. Se incorporó apoyándose en los codos.

—Has vuelto —dijo cuando me vio—. Me quedé dormido. —Su ceño se frunció con preocupación—. ¿Estás bien? Estaba preocupado.

Iba a decirle que estaba bien. Iba a decirle que lo sentía. Iba a darle las g...