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Capítulo 28

Incliné su cabeza hacia el otro lado, exponiendo su piel intacta.

Él subió sus manos hasta mi cintura y las dejó descansar sobre mis caderas. —¿Está bien? Dijiste antes que podía.

No me importaba porque Paul empezaba a oler a comida. Mi estómago tenía una sensación extraña de vacío. —Sí —dije. Mis ...