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Capítulo 223

Paul y yo llegamos a la entrada de la casa, y antes de que pudiera apagar la motocicleta, cubrió mis manos, que aún abrazaban su torso. Lo sentí suspirar.

—Estoy preocupado, Kim.

—Ella no puede hacerme daño —susurré mientras apoyaba mi mejilla contra su ancha espalda.

—Hay tantas cosas que no puedo ...