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Capítulo 38

Todo se descontrola, y de repente algo agarra los grilletes en mis brazos y con un empujón fácil, me libera. Luego me tiran hacia atrás y un par de brazos bronceados y musculosos me aplastan contra un pecho desnudo y familiarmente grande. Cada centímetro de mi cuerpo lo reconoce, y me relajo aliviad...