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31: Placer y dolor

Él es paciente, sus manos fuertes acariciándome, relajándome, hasta que mis lágrimas se calman y ya no siento que voy a desmayarme.

Siente cuando mi incomodidad comienza a disminuir y empieza a moverse dentro de mí, lentamente, con cuidado.

Puedo escuchar su respiración entrecortada, y sé que está...