Read with BonusRead with Bonus

Primer castigo

Fuego. Mi maldito cuerpo está en llamas, quemándome vivo, ascendiendo desde las plantas de mis pies hasta mis tensos gemelos, mientras se detiene sobre mi ahora dolorosamente erecto pene que clama por liberarse a través de varios métodos tentadores: sus manos, su boca húmeda o esa virgen entrepierna...