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Capítulo 12

—Ya que te niegas a comer...

Con sus manos aferrando mis hombros, Torin me obliga a sentarme en la silla, plantándome frente al escritorio de caoba que está colocado en una esquina junto a las puertas cerradas del balcón. Lo único en la superficie es un diario negro y rojo con un bolígrafo encima, ...