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CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE

Taylor se levantó y se llevó la comida de la habitación mientras Dante estaba demasiado atónito para moverse. El esfuerzo ardiente por matarlo era abrumador. ¿Cómo no podían ver que él era su mejor opción?

—Cariño, no le des tantas vueltas, ¿vale? Ahora estoy aquí. Nadie podrá envenenarte. Literalm...