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CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

—¡Dante!

Él empujó a la mujer con tanta fuerza que ella cayó y gritó en voz alta.

Taylor no esperó a que le explicaran lo que fuera que estaba pasando. Inmediatamente se dio la vuelta y salió corriendo de la casa.

—Cariño, espera. Mira, no es lo que piensas, ¿de acuerdo? Solo espérame —dijo él a ...