Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO VEINTINUEVE

Había un pandemónium mientras más miembros de la manada se apresuraban a ver de qué se trataba el alboroto. Lo peor era que nadie había oído el cuerpo caer, considerando lo sensibles que eran los sentidos de los lobos. Era imposible no escuchar o percibir el olor de otra persona invadiendo su territ...