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El punto de vista de Mirabelle continúa

—Y ella lloró mucho. Papá, no creo que mamá sea feliz allí, ve y tráela por favor. Te lo he dicho muchas veces.

—La traeré a casa un día, ¿de acuerdo? Lo prometo —dijo él y besó las lágrimas de Arieya.

—Un día hoy, por favor.

—La paciencia es una virtud, mi amor.

Camilla ni siquiera estuvo aquí ...