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El punto de vista de Mirabelle continúa

En respuesta, ella se encoge de hombros, jugueteando con la rosa que tiene en la mano. —Qué lástima, lo quiero y lo conseguiré, aunque tenga que vender mi alma al diablo.

—¿No lo hiciste ya? —bromea Kingston.

Camilla pone los ojos en blanco y ella y Kingston empiezan a discutir acaloradamente sobr...