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El punto de vista de Angel continúa

Cuando paso por la habitación de Liliana, no la veo por ningún lado, pero la encuentro descansando sus pies en la mesa de café con el control remoto en la mano. Me dejo caer en la silla junto a ella, llamando su atención.

—¿Qué pasa ahora, cariño?

—Nada, solo necesito un favor —le digo, alcanzando...