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Capítulo 50: Serpenteos a la hora de dormir

—DAX—

Los hombros de Bea se hundieron, y su rostro se desplomó. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, y trató de mantener el contacto visual, pero no pudo contenerlas. Cayeron sobre sus párpados y recorrieron su cara. Se deslizaron sobre sus cicatrices y se acumularon un poco en el tejido cicatri...