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Capítulo 14 Ojos de plata metálica

—BEA—

Sus manos se entumecieron y luchó por sostener la cuchara y el plato. Temblorosa, los colocó sobre la mesa y luego cayó de rodillas junto a su cama.

¿Qué pensará de mí? —Lo siento, Maestro. Estás así por mi culpa, porque no fui lo suficientemente fuerte. Lo siento muchísimo.

Agarró su man...