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Capítulo cincuenta y cuatro

REMI

Cuando me giro hacia los gemelos, Kallias ya tiene su polla en la mano y parece como si hubiera estado esperando esto toda su vida.

Sus ojos violetas, oscuros e insondables, parecen contener los secretos del universo, atrayéndome con su profundidad hipnótica. Cuando sonríe, las comisura...