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Cuando mientes

—Date la vuelta. Pon las manos en la ventana y levanta el trasero hacia mí —su voz era baja, calmada y, sin embargo, tan autoritaria. Supongo que mi castigo ha comenzado oficialmente. Por más que lo intentara, no podía entender por qué, pero sentía que tenía todo el derecho de castigarme por haberme...